1 oct 2009

El ángel, aunque no lo puedas ver, sigue ahí...

Hoy perdí el segundero del reloj que me mantenía cuerda. Es como si en cierta forma algo de mí impidiera que continue contando los minutos pasar, algo extraño que me instara a lograr encontrar ese punto que en algún momento de la inmensidad del tiempo perdí...
Son esas mañanas largas y frias que sencillamente congelan cada uno de los pensamientos que recorren el rio del abismo..
Sí, es como si en cierta manera lograra que pueda mirar un punto más arriba del que ahora estoy...

Mis pensamientos, mi mirada fija me inquietan. Puedo cerrar los ojos, puedo pedir que alguien desvie por un momento mi camino, pero como lograr inquietar el azul del cielo? La ilucidéz que en este momento embriaga cada rincón de esta habitación..

2 días y aún no puedo comprender como pude decir lo que dije. Verme influenciada por una decisión que no quise tomar.

El miedo inhabilitante que aún no puedo abandonar, pero del que sin embargo me arrepiento...







...Y a ti, por si aún continuas leyendo lo que escribo, como buscando una respuesta a lo que pasó, recuerda que aún te espero... Es lo peor...

30 ago 2009

Viento Recio


(Caunahue, Verano 2008)

Es extraño cómo en cuestión de segundos una decisión puede cambiar el resto de tu día.

Cómo en un abrir y cerrar de ojos tu conciencia puede realizar el mismo ejercicio, y sin meditar consecuencias, lanzarse a un vacío sin respuestas ni argumentos.
Si pudiesemos definir 'esto' sería así.
¿Por qué no poder tener la misma determinación para decirte a la cara sílaba tras sílaba?
Sí, lo sé.
Este estúpido miedo que me martiriza al mirarte a los ojos.
Esa tonta manía de mirar cómo sonríes desiquilibra mis intenciones y me paraliza.
¿Pero es que habrá otra cosa más esperanzadora que hacerlo?

"... Francisca saltó hacia su cama cuál cóndor llega al nido a cuidar de sus polluelos.
Sentía que sobre ella, sin pisar el suelo, viviría otra realidad.
Era allí donde no hacian falta sentimientos de culpa por el camino errado, era el escape perfecto ante el peso que recaía en sus hombros.
Vagaba ágil y presurosa entre emociones: aquellas que la caracterizaban, pero esta vez era algo más.
Cerro los ojos, abrió los brazos y comenzó a volar. Se elevó lentamente por sobre la copa de los árboles con la predisposición de mirar todo desde el punto más alto que encontrase.
De pronto y súbitamente estaba sobre miles de hojas de un tinte verde... otras eran amarillas por la cantidad de tiempo que llevaban sobre sí, pero cada una con ansias de morir bajo la dureza y fragilidad de aquella pluma.
Fue en esos instantes donde la doncella cerró el apetito y su olfato dejó de apreciar los más grandes manjares que traían a su mano. Sencillamente su mirada recorrió cada una de las hojas juntamente con sus manos, quienes la precedían.
Aún no logra comprender el cuándo fue que se levantó de su asiento."

1 ago 2009

Colección...

Hoy quizás me cuestiono muchas cosas que no debería cuestionarme y traslado mi memoria una y otra vez hasta aquel día... Aquel día cuando de la impotencia, nació esta suerte de 'poema'...

''Era duro, duro y frio cual hielo en medio del mar. Agrio, semejandte a aquel café mañanero al que olvidaste endulzar. Amargo como beber equivocadamente el más grande de tus errores. Eso fue lo que sentí, unido -claro está- a millares de hojas cayendo por entre mis mejillas. En cierta forma las sentía cayendo suaves; encarnando y llevando en sí dolor e impotencia, pero en el mismo plano, y aún más allá, en las profundidades de mi mente, sobrellevaba un nudo rígido y firme; de esos que se cuelan en tu garganta y se empotran hasta que algo, o alguien, los desata. Esto último es lo que aún no puedo descifrar.
Aquellas largas mañanas sin fin, que se unían sigilosas e inhertes a madrugadas añejas y frias. Ahí, donde las ramas se enredaron a una almohada pensando y buscando una solución; algún punto de escape por donde encontrar el camino original. Intentaba buscar el retorno, y a su vez unirlo a un avance; un futuro. Imaginé (o imagino, aún no lo sé) todas las posibles formas, habidas y por haber de hacerte feliz, y crecer juntos. Quizás ese fue mi problema; intentar pretender que era distinta y lo suficientemente especial como para cruzar aquel puente, tomados de la mano. Arriesgándonos juntos a conocer el mundo. Guardaba para mí tantos sueños -que de hecho, aún tengo- donde sólo estos 2 corazones serían los protagonistas. ¡Oh Dios mio! ¡Cómo puede una persona contener tanta rabia y frustación!, fue lo que dije antes de estallar en llanto.
Pero fueron esas hojas, esos pétalos de rosa, un tanto hipotéticos, los que se entremezclaron con el aroma a perdón. Suave, pero a la vez lo suficientemente frágiles como para pretender esparcirlos por entre mis dedos. No podrán ir más allá que pieza de colección. ¿Entiendes?

28 mar 2009

1 semana antes...

''Son en estas circunstancias, cuando la marea golpea fuerte; sencillamente es el viento recio del norte, que con la sutileza característica y muy propia de la fecha, revela que en verdad es inevitable sufrir las consecuencias del atardecer. Fijas tu rumbo, trazas el curso de lo que pretendes sea el mejor augürio de aquel rojo cielo que te antecede. No logras siquiera percatarte de lo infinito de las olas, y a su vez disfrutarlas... Es la estúpida y constante preocupación de esperar que la marea vuelva a bajar que la convicción de su regreso te ciega por completo. Es el ciclo de la naturaleza; de la misma manera que un día bajó, volverá nuevamente a subir, en ese frágil y simple jugueteo de la normalidad.
Las gaviotas seguirán navegando en el mismo curso, año tras año. Por más que tu quitasol puesto en medio, pretenda espantarlas con aquellos colores tan 'exitantes' a su vista animal, inevitable es la atracción innata hacia su bandada. Nadie puede negar -claro está- que por algún tiempo parecen totalmente desorientadas. Cambio climático, sobrevivencia, llámalo como quieras; pero ciertamente es lo que dejan entrever cada vez que se asoma su estación. Pero logran, a diferencia de nosotros, encaminarse y sentar rumbo en fracción de segundos. Es cosa de ver cuando una de las 'mandamaces' lanzan un escalofriante y duro estruendo para llamar su atención -cosa que logran a la perfección- y en un pestañeo humano se encuentran en plena libertad de conciencia y de acción para volar hacia donde siempre pertenecieron.
Al anochecer, cuando ya no ves mas que la luna en todo su esplendor, bañándose en aguas propias, como cada nuevo día; surge un sentimiento difícil de transcribir. Debe ser que en algún momento de mi vida me dijeron lo imposible que resultaría intentarlo; el corazón es instantáneo. No pretendas predecirlo porque el sólo se deja actuar y guiar por lo que, a esa altura de la noche, la luna le dicta... Y por cierto, debe ser lo que escribió aquella estrella; esa, la que justo hoy acabó con su esplendor...''

Arbol Frondoso



Estaba sentado tras ese árbol, bello y frondoso. Quizás era demasiado para un pajarillo tan pequeño. Sabía que aquellas ramas y hojas eran el mejor lugar para instalar a sus polluelos. En ese lugar sería donde se encontrarían seguros, listos para prepararse ante la vida y sobrevolar sutilmente sobre la tierra.
Algo detuvo a "mamá pájaro" que evitó su acampada. Ella, siempre en busca de la delicadeza, vió en las ramas algo más duro que lo que estaba dispuesta a soportar. Pretendía asentarse sobre suaves y tiernas hojas verdes, ahí donde no conociera el dolor que otros lugares dejaron plasmados sobre sus 2 patas. Estaban heridas a tal punto que sentarse, apoyarse, siquiera detenerse a descansar en esos lugars descuidadamente provocaría su muerte.
Si, así de dañado estaba su camino. Fueron muchas las trampas de las que tuvo que escapar. Por eso no me resulta extraño pensar que un árbol frondoso como el que se encontró aquel lunes le hiciera surgir más de una duda.
Pero he allí el gran problema; el mismo instinto que la motivó a salir de ahí, fue el que la llevó a un lugar aún peor. No se percató que en realidad eran sólo temores infundados y estigmatizados, provocados -para variar- por inútiles y vanales comparaciones...
Aún me pregunto porqué prefirió su bienestar antes que el de sus polluelos. Eran tan inmensamente felices en su nuevo nido, que no soportaron el que su madre los haya abandonado para irse a un lugar aún peor.
Volaron en su búsqueda, con 1 mes de edad, volaron para nunca más volver...

26 mar 2009

Pétalos de rosa...

En aquel entonces sólo pretendia cerrar los ojos y volar nuevamente hacia mi estrella.
Esa que en más de alguna ocasión fue testigo de esperanzas, hoy rotas; trozos esparcidos por donde menos los imagino... Y cuando menos lo espero, tropiezo con alguna parte del todo, y abre la herida, que por cierto, no duele...

''Era duro y frio, cual hielo en medio del mar. Agrio, semejante a aquel café mañanero al que olvidaste endulzar. Amargo, como beber equivocadamente el más grande de tus errores.
Eso fue lo que sentí, unido -claro está- a millares de hojas cayendo por entre mis mejillas. En cierta forma las sentía suaves, encarnando y llevando en sí dolor e impotencia, pero en el mismo plano, y aún más allá, en las profundidades de mi mente, sobrellevaba un nudo rígido y firme; de esos que se cuelan en tu garganta y se empotran hasta que algo o alguien los desata. Esto último es lo que aún no puedo descifrar.
Aquellas largas mañanas sin fin, que se unían sigilosas e inhertes a madrugadas añejas y frias. Ahí, donde las ramas se enredaron a una almohada pensando y buscando alguna solución; algún punto de escape por donde encontrar el camino original. Intentaba buscar el retorno, y a su vez unirlo a un avance; un futuro. Imaginé (o imagino, no lo sé) todas las posibles formas, habidas y por haber. Guardaba para mí tantos sueños -de hecho aún los tengo- donde sólo 2 corazones serían los protagonistas.
''¡Oh Dios mio! ¡Cómo puede una persona contener tanta rabia y frustración! '', fue lo que dije antes de estallar en llanto.
Pero fueron esas hojas, esos pétalos de rosa, un tanto hipotéticos, los que se entremezclaron con el aroma a perdón. Suave, pero a la vez lo suficientemente frágiles como para pretender esparcirlos por entre mis dedos. No podrían ir más allá que pieza de colección.
¿Entiendes?

22 mar 2009

Dulzura

Las cosas en la vida no siempre son como las esperas, como intentas que lleguen a ser y mucho menos como deseas que suenen... Pero ahí está la magia; lograr ese cambio, ese desequilibrio casi perfecto para lograr comparar... Y sí, aunque no siempre es bueno, y quizás sea más contraproducente de lo bueno que pudiese pretender, de vez en cuando sirve...
Todo cambia, y junto con el todo, también lo hago yo.

"Cuando los abrazas puedes perfectamente percibir el roce de su piel; única e inigualable. Son lo suficientemente suaves para acariciar hasta el último de tus alientos, ese que es imposible de identificar hasta por tus propios inocuos pensamientos.
Se escabullen como cual hilo de agua por entre tus dedos, se enredan y se cuelan transportando esa sensación de saciedad. Son capaces de cubrirlo todo, o al menos eso te pueden hacer creer. Traen en cada uno de sus bolsillos una rosa roja lista para ser sembrada y entregadaa quien la anhele; a quién sólo la necesite. Él sabe más que bien que su aroma es capaz de envolver hasta el último de los revoloteos de una mariposa, quizás sea esa la razón -el porqué sigiloso se escabulle cada vez que alguien pudiese descubrir su verdadera identidad. Lo altera creer que al abrir los ojos ya no exista más aquel papel de dulce encantador que lo tiene en el lugar preciso.
Si bien es cierto son grandes, admirables y fuertes, es necesario un poco de tiempo y dedicación para abrir su grueso y pesado pelaje, y descubrir lo que esconden tras el.
Lo irónico es que nadie puede, nadie lo intenta, nadie se arriesga. Hoy comprendí porque no... Ellos no siempre reaccionan bien al dejarlos así de desamparados; así de desprotegidos. Se ocultan tras su cueva, y si no eres un animal salvaje igual que él, mueres en tu defensa..."

14 mar 2009

'' O' clock ''

15 de Marzo y estando a pocas horas de terminar y comenzar nuevas etapas, me quise arriesgar y adentrarme a este mundo; aún un tanto extraño para mi...
Quizás es lo que necesito. Esa sensación de saber que alguien, por más desconocido que sea, se interese en tus palabras, en tus historias y en más de algún desvelo de tu corazón...
Y comenzaré con '' O'clock '', aquel relato de mi subconsiente; el más largo y difícil de concluir. Quizás sea por el momento en el que me sumergia cuando lo escribí... En fin... Las cosas ahora cambiaron, pero la esencia aún permanece...


·· Encuentra una razón del porqué la atención se me es desviada en un vaivén de segundos; encuentra el momento oportuno en el que caiga la soltura de circunstancias que tú y yo esperamos. Aquella que cada vez que es pensada dibuja una sonrisa…

Aquel día ella caminaba por entre los árboles, teñida de un azul opaco que cubría sus manos y su rostro. Creo haberme percatado que era seda, ¿Puede haber sido?
La misma penumbra que caía sobre sí pude divisarla en un momento frente a mí; como si su sombra hubiere corrido en fracción de segundos hasta mi lado para también cubrir mi mente. Desde ese momento no recuerdo más, no logro concebir ni imaginar siquiera que era el causante de tal estreches… Es raro, ¿No?
Casi inconsciente continué pisando piedra tras piedra, intentando no perder el ritmo del juego; de caer y no poder volver a recoger cada pedazo hecho añicos. Difícil tarea que me mantuvo ocupada nuevamente por un lapso de al menos media hora; y ya eran casi las 7… Ahí fue cuando la ví pasar nuevamente, pero ahora iba a acompañada por un extraño. Extraño también fue sentir la sensación que recorrió mi cuerpo en ese momento; como si cada cosa que ella vivía me afectara a mi… Sentí de pronto que mi corazón estaba agitado, preocupado y abismado por esa presencia. Ahora que lo pienso debí correr. Lo más probable es que mi cuerpo perdonaría tal sobreexigencia, tal abuso. Abuso porque la forma en que lo hubiera hecho no era sana, no competía para un cuerpo viejo y enfermo como el mío que sólo pretende saltar cada acera, intentando no pisar el agua. No mojarse. No mojarme. Sólo la brisa fresca me hizo despertar frente a un reloj que nuevamente marcaba media hora más… Sí, ya eran las 6.
Ágil fue la astilla que transitó sobre mi pie en ese momento que no pude detener su despunte a mi dedo. Quizás los reflejos no fueron lo suficientemente eficaces; como debieran comportarse habitualmente, prefirieron detenerse frente a aquel hombre extraño que se acercó. No sabré jamás el porqué esa mirada me era familiar; como si lo conociera de algún lugar. Traía un sombrero que sólo dejaba entrever esa mirada penetrante, causante de un helado recorrido a lugares misteriosos. Sus brazos terminaban en singulares ramas duras y marchitas, que se extendían como en busca de algo: esperaban algo. Me atemoricé, a tal punto que no pude articular palabra; no logré inventar una excusa, mi cabeza sólo asintió. Fue en ese momento cuando aquellas ramas duras y frías atravesaron mis manos, las entrelazó a tal punto que me era casi imposible lograr desatarlas… Comencé a desesperarme. Era quizás el alma ajena dentro mío que pedía escapar. Altivo anhelaba volar y destruir a la vez todo a su paso. No comprendí nada, sólo sabía que en poco tiempo más el reloj marcaría las 9 y todo habría llegado a su fin.
El cielo comenzó a oscurecer y al mismo tiempo me sentí acariciar con suaves pétalos de rosa… Rosas rojas… aroma imposible de obviar por mí. Me senté, quería pensar y meditar sobre aquel desconocido que creía traer a cuestas, que creía sostener. Sentí frío. Eran las 7 y ya estaba oscureciendo. A ratos pensé que me ahogaba, esa extraña sensación de cuando vuelas; cuando te elevas alto.
Un golpe suave, sutil, pero no menos notorio fue el que azotó mi pecho. El hombre había desaparecido y sólo dejó clavadas 2 rosas en cada una de mis manos. Era extraño, lo sentía aún ahí. Su presencia ya no me molestaba. No sé en qué momento comencé a extrañarlo, a necesitarlo… Dicen que eso es amor… No lo conozco; aún no puedo estrecharle la mano, lo mejor será obviar esa alternativa.De pronto, la ví nuevamente. Aquella mujer de mirada dulce, labios entrelazados que formaban un saludo, a quien todos amaban, todos querían. Su ternura inigualable que atraía a todos quienes la conocían y la llenaban de favores que ni ella pedía. Su reloj puntual marcaba las 5 y ella sin una pizca de intentar perderse con las flores, apoyada frente a aquel banco, a aquellas hojas que sólo encontraban sentido frente a ella. Aquella bendita hora donde sólo sus palabras caían y suavizaban la agria estadía del deber cumplido. Pedían a gritos un nuevo fuego, un nuevo mundo y ella sin embargo permanecía en silencio, esperando a que los cristales de vidrio cayeran a su lado. Todos veían en ella lo que ya no era, lo que no podía ser. Lo tenía todo; todo a los ojos del resto, a la mirada imponente de sus pares, de aquellos que veían sólo triunfos en sus manos, caminatas en sus rodillas que la llevarían a la cima. Quienes buscaban en ella la benevolencia que no se traslucía a través de ellos, pero nadie entendía, nadie quería entender lo que, oculto tras una puerta oscura, no podían divisar. Lo que adentro de un hoyo negro y tapado con su pelo, no se enteraba del mundo. Su silencio la mató de a poco. La rompió a pedazos y cuando quiso volver a nacer, ya era tarde. Como un ladrón de flores se habían llevado su corazón… Y no existían derechos de devolución…