1 ago 2009

Colección...

Hoy quizás me cuestiono muchas cosas que no debería cuestionarme y traslado mi memoria una y otra vez hasta aquel día... Aquel día cuando de la impotencia, nació esta suerte de 'poema'...

''Era duro, duro y frio cual hielo en medio del mar. Agrio, semejandte a aquel café mañanero al que olvidaste endulzar. Amargo como beber equivocadamente el más grande de tus errores. Eso fue lo que sentí, unido -claro está- a millares de hojas cayendo por entre mis mejillas. En cierta forma las sentía cayendo suaves; encarnando y llevando en sí dolor e impotencia, pero en el mismo plano, y aún más allá, en las profundidades de mi mente, sobrellevaba un nudo rígido y firme; de esos que se cuelan en tu garganta y se empotran hasta que algo, o alguien, los desata. Esto último es lo que aún no puedo descifrar.
Aquellas largas mañanas sin fin, que se unían sigilosas e inhertes a madrugadas añejas y frias. Ahí, donde las ramas se enredaron a una almohada pensando y buscando una solución; algún punto de escape por donde encontrar el camino original. Intentaba buscar el retorno, y a su vez unirlo a un avance; un futuro. Imaginé (o imagino, aún no lo sé) todas las posibles formas, habidas y por haber de hacerte feliz, y crecer juntos. Quizás ese fue mi problema; intentar pretender que era distinta y lo suficientemente especial como para cruzar aquel puente, tomados de la mano. Arriesgándonos juntos a conocer el mundo. Guardaba para mí tantos sueños -que de hecho, aún tengo- donde sólo estos 2 corazones serían los protagonistas. ¡Oh Dios mio! ¡Cómo puede una persona contener tanta rabia y frustación!, fue lo que dije antes de estallar en llanto.
Pero fueron esas hojas, esos pétalos de rosa, un tanto hipotéticos, los que se entremezclaron con el aroma a perdón. Suave, pero a la vez lo suficientemente frágiles como para pretender esparcirlos por entre mis dedos. No podrán ir más allá que pieza de colección. ¿Entiendes?

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